lunes, 23 de mayo de 2011

¿Cómo comemos con el PIB? Armando Briquet

A principios de semana, el gabinete económico del Gobierno central nos presentó la cifra de crecimiento del PIB en el primer trimestre, el anuncio de 4,5% de crecimiento económico como un logro por parte del ministro Giordani no puede sino causarnos sorpresa. Veamos por qué: textualmente, el ministro aseveró: “Venezuela se recupera y pasa la página de la recesión “. Resulta oportuno preguntarnos ¿A qué llama el ministro RECUPERAR, si para este mismo período en el año 2010, (cuando se supone estábamos inmersos en la crisis) nuestro PIB era 0,8 % mayor a la cifra presentada este martes?).

Vale la pena preguntarse además si ese mensaje tan intangible sea realmente la respuesta que los venezolanos necesitamos escuchar justo en estos momentos en los que nos toca sortear lugares para comprar aceite y leche, por citar un ejemplo; haga usted la prueba, comente a su vecino que el PIB se ubicó 4,5% en el primer trimestre y verá que la mayoría reaccionará con nuestro archiconocido: ¿Y eso con qué se come?

Gobiernos que se mantienen alejados de la realidad de lo que ocurre con el pueblo, gobiernos a quienes el poder aísla, son los únicos que se atreven a celebrar la cifra del PIB, para esconder la realidad cotidiana de sus ciudadanos: mientras sigan subempleados cientos de miles de venezolanos, mientras que el Estado siga acaparando la producción, y acentuando su ineficiencia en el cumplimiento de sus responsabilidades propias, y las que ha adquirido por la fuerza, no hay nada que celebrar.

Si analizamos el discurso del gabinete económico el pasado martes notaremos que también hubo un aumento de servicios del Gobierno de 0,1% a 7,6 en el primer trimestre. ¿Vamos a seguir permitiendo que se empeñe al país por la terquedad controladora de la élite gobernante? ¿Seguiremos endeudando el futuro de nuestros hijos por el afán del gobierno en no reconocer al sector productivo privado venezolano? Seamos claros, la construcción de un país depende de todos los actores y sectores que hacen vida en él: sector público, sector privado, petrolero, obreros, estudiantes, amas de casa, jóvenes y adultos mayores. Todos son necesarios y a todos se les debe brindar las garantías necesarias para su
aporte al país.

Armando Briquet.
abm@armandobriquet.org

viernes, 6 de mayo de 2011

Venezuela, para todos por igual


Venezuela, para todos por igual

El pasado 3 de mayo de 2011, el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, nos dio a conocer la noticia de su aspiración a las elecciones presidenciales de Venezuela que se celebrarán el próximo año. Con ello, iniciamos un nuevo ciclo en la vida política del país, y la esperanza de un cambio verdadero para Venezuela.

En primer lugar, se nos superpone la discusión acerca de lo que debe ser la verdadera inclusión, el gobierno para todos por igual, a diferencia de un proyecto que nos ha disgregado entre quienes militan en el partido y quienes no, quienes asisten a la marcha con camisa roja y quienes no; la separación y la división en detrimento de una sociedad siempre cohesionada.

Asimismo, nos hace reflexionar respecto a la perpetuidad en el poder. Doce años de gobierno consecutivo es considerado tiempo suficiente para inclinar la balanza a favor de la educación, la salud, la vivienda y la seguridad de todos los venezolanos; en cambio, se desgastó la fórmula entre promesas, dibujos, maquetas, proyectos, ideas y nada de concreciones, a pesar del vasto presupuesto que durante estos años se ha manejado en el Ejecutivo nacional.

Durante su experiencia en la vida política del país, Henrique Capriles Radonski ha sido ejemplo de lucha, constancia, creatividad ante las adversidades, y sobre todo de compromiso con el gobierno para todos por igual, compromiso con mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y con el progreso del pueblo.

Ha llegado el momento de colocar sobre el tapete propuestas viables, serias y equitativas que conduzcan a la verdadera resolución de los problemas que aquejan a nuestros ciudadanos. Es hora de construir nuestro futuro, de discutir nuestra visión de país, las de todos, no necesariamente las de un partido político u organización.

Basta de divisiones, de sectarismo, ha llegado el momento de abrir paso a La Fuerza del Cambio que está en cada uno de nosotros. Unámonos a la movida del progreso.