domingo, 5 de diciembre de 2010

SOLUCIONES DE SOFÁ

En días pasados amanecimos con la sorpresa de un nuevo Decreto Presidencial publicado en Gaceta Oficial y que para extrañeza de todos ordenaba la prohibición de usar el nombre y la imagen del Presidente en cualquier obra, edificio, recinto, instituciones educativas y médico-asistenciales, entre otras.

En cualquier escenario este acontecimiento merecería nuestro aplauso y reconocimiento, nada ha sido más dañino para nuestra institucionalidad en la historia de Venezuela, que ese caudillismo y personalismo exacerbado que ha convertido a nuestra democracia en el enaltecimiento de personas y no ideas. Partiendo de este principio este decreto no tendría absolutamente nada particular, todo lo contrario, sería bienvenido y acatado, pero ¿11 años después? ¿A quién se busca engañar con la decisión? Si algo sabemos que tiene este gobierno es que ha usado el nombre, la cara, la sombra, la voz, y silueta del Presidente en absolutamente todos los espacios; amén del personalismo que irradia el mismísimo Chávez y que nos demuestra palabra a palabra en sus discursos y en sus acciones.

Por eso es que este Decreto nos genera tanta suspicacia; nos recuerda aquel señor que encontró a su esposa siéndole infiel con otro hombre en el sofá, y lo resuelve botando el sofá. Así funciona esta medida, dados los años de promesas y acciones inconclusas, pues la solución es quitar mi imagen, y que no se afecte, esa es la lógica de quien dirige nuestro país. Pero hay algo aún más preocupante y es que con este Decreto prácticamente el Presidente se lava las manos de cualquier responsabilidad sobre infraestructuras y obras no terminadas y ésas quedan allí, en el olvido, nadie nos garantiza que esas promesas erigidas se hagan palpables.

Las lluvias en Venezuela y sus cruentas consecuencias son ejemplo vivo de ello, cuántas de esas personas afectadas no tienen años esperanzadas con alguna política habitacional, y de gestión del riesgo que permita minimizar sus vulnerabilidades ante estos escenarios, no hace falta eliminar carteles, nombres, ni vallas, las palabras incumplidas, las esperanzas deshechas del pueblo son la obra cotidiana del Gobierno.